¿Cómo se te ocurrió la idea de poetizar la historia de la República y la Guerra Civil?
Quizás no sea ocurrir el verbo más adecuado, ya que denota que hay una intención previa. Prefiero decir que fue una idea que surge, que brota, que no es buscada. De hecho, recuerdo que cuando comencé a conocer la historia de España del siglo XX, la historia que han intentado borrar, tapar, callar, sellar… sentía la necesidad de transmitir esa historia, de escribir para darla a conocer. Así es como van surgiendo los primeros versos en una época en la que aún no se hablaba ni de memoria histórica ni de su recuperación.
¿Has hecho algún trabajo documental para el libro?
Si como trabajo documental hay que entender un trabajo minucioso y constante, no, no es así, mas bien ha sido un trabajo basado, principalmente, en ámbitos que me fascinan como son los libros, el cine o la música. A raíz de participar en recitales poéticos y, sobre todo, a partir de las presentaciones de mi primer libro, si he tenido la oportunidad de conocer historias en primera persona, de escuchar historias que han conseguido emocionarme y de ahí es de donde surgen poemas basados en hechos concretos sucedidos en ciudades como Valladolid o Chiclana.
Te has centrado mucho (la cita de Walter Benjamin que abre el libro ya señala en esa dirección) en la historia de la gente común, que padeció la guerra, fusilamiento de familiares, etc. ¿Hay que rescatar sus “pequeñas historias”?
En el libro se entremezclan dos historias: la historia de los poetas que sufrieron la represión y ellos si tienen nombres y apellidos; y las “pequeñas historias” sin nombre pues detrás de cada poema se pueden ver reflejadas decenas de vivencias similares como puede ser el caso de las mujeres rapadas, violadas, vejadas, maltratadas… Son historias muy necesarias y que deberían aparecer en los libros de historia y no en libros que son al final pequeñas islas de investigación.
¿Les has dejado leer tus poemas a alguna de esas familias? ¿Qué te han dicho?
He tenido la oportunidad de darlos a conocer en mi misma voz y entablar una lectura recíproca, una lectura que da un poco a esas personas que sufrieron de forma directa o indirecta esos años y me devuelven mucho. He podido ver a hombres llorar y emocionarse como niños.
Estamos claramente ante unos poemas militantes. Entendemos que crees que aún es necesaria este tipo de poesía: ¿Por qué? ¿Qué papel crees que puede jugar en el escenario actual de la poesía?
Vivimos en una época apolítica, aún así, la poesía debe ser al pueblo, lo que el arma a la revolución. Es el papel que jugó desde 1931 hasta 1939. Y así es como debería ser, poesía por y para el pueblo, con sus palabras, con sus necesidades, con sus problemas…
Sabrás que muchos consideran “agotado” el tema de la guerra civil, sin embargo, no dejan de salir autores jóvenes, que ni siquiera vivieron el franquismo y que se interesan y rescatan ese tema: ¿A qué crees que se debe?
Somos la primera generación que ha nacido en “democracia”, en “libertad” y podemos situarnos fuera del siglo XX, podemos ver la historia con unos ojos diferentes, podemos verla con la razón, aunque el corazón marque el ritmo. Además, queremos saber, queremos conocer esas historias, queremos recuperar la vida de nuestros padres, de nuestros abuelos. Dejar de aprender de los silencios y para ello tenemos que hablar de la II República, de la Guerra Civil y de la Dictadura que apagó España durante tantos años.
¿Qué poetas te han inspirado para realizar este libro?
Tendría que hacer un gran listado de poetas y de libros y, aún así, acabaría olvidando alguno. Son pequeños caminos dentro de un bosque y como no sé cuál elegir, acabo quedándome en el bosque. Por eso en este libro se entremezcla la influencia de poetas como Miguel Hernández, Federico García Lorca, Antonio Machado, Rafael Alberti… y de libros como “Romancero libertario” o “Romancero de la Guerra Civil Española”.