domingo, 20 de marzo de 2011

Entrevista

David Romero es un joven poeta gaditano que con su poemario, “La hija descalza”, trata un tema tan sensible y tal actual como el de la memoria de las personas y familias –algunas conocidas, otras anónimas– que sufrieron la guerra civil. Una poesía militante procedente de un poeta que busca devolver los versos al pueblo.


¿Cómo se te ocurrió la idea de poetizar la historia de la República y la Guerra Civil?

Quizás no sea ocurrir el verbo más adecuado, ya que denota que hay una intención previa. Prefiero decir que fue una idea que surge, que brota, que no es buscada. De hecho, recuerdo que cuando comencé a conocer la historia de España del siglo XX, la historia que han intentado borrar, tapar, callar, sellar… sentía la necesidad de transmitir esa historia, de escribir para darla a conocer. Así es como van surgiendo los primeros versos en una época en la que aún no se hablaba ni de memoria histórica ni de su recuperación.

¿Has hecho algún trabajo documental para el libro?

Si como trabajo documental hay que entender un trabajo minucioso y constante, no, no es así, mas bien ha sido un trabajo basado, principalmente, en ámbitos que me fascinan como son los libros, el cine o la música. A raíz de participar en recitales poéticos y, sobre todo, a partir de las presentaciones de mi primer libro, si he tenido la oportunidad de conocer historias en primera persona, de escuchar historias que han conseguido emocionarme y de ahí es de donde surgen poemas basados en hechos concretos sucedidos en ciudades como Valladolid o Chiclana.

Te has centrado mucho (la cita de Walter Benjamin que abre el libro ya señala en esa dirección) en la historia de la gente común, que padeció la guerra, fusilamiento de familiares, etc. ¿Hay que rescatar sus “pequeñas historias”?

En el libro se entremezclan dos historias: la historia de los poetas que sufrieron la represión y ellos si tienen nombres y apellidos; y las “pequeñas historias” sin nombre pues detrás de cada poema se pueden ver reflejadas decenas de vivencias similares como puede ser el caso de las mujeres rapadas, violadas, vejadas, maltratadas… Son historias muy necesarias y que deberían aparecer en los libros de historia y no en libros que son al final pequeñas islas de investigación.

¿Les has dejado leer tus poemas a alguna de esas familias? ¿Qué te han dicho?

He tenido la oportunidad de darlos a conocer en mi misma voz y entablar una lectura recíproca, una lectura que da un poco a esas personas que sufrieron de forma directa o indirecta esos años y me devuelven mucho. He podido ver a hombres llorar y emocionarse como niños.

Estamos claramente ante unos poemas militantes. Entendemos que crees que aún es necesaria este tipo de poesía: ¿Por qué? ¿Qué papel crees que puede jugar en el escenario actual de la poesía?

Vivimos en una época apolítica, aún así, la poesía debe ser al pueblo, lo que el arma a la revolución. Es el papel que jugó desde 1931 hasta 1939. Y así es como debería ser, poesía por y para el pueblo, con sus palabras, con sus necesidades, con sus problemas…

Sabrás que muchos consideran “agotado” el tema de la guerra civil, sin embargo, no dejan de salir autores jóvenes, que ni siquiera vivieron el franquismo y que se interesan y rescatan ese tema: ¿A qué crees que se debe?

Somos la primera generación que ha nacido en “democracia”, en “libertad” y podemos situarnos fuera del siglo XX, podemos ver la historia con unos ojos diferentes, podemos verla con la razón, aunque el corazón marque el ritmo. Además, queremos saber, queremos conocer esas historias, queremos recuperar la vida de nuestros padres, de nuestros abuelos. Dejar de aprender de los silencios y para ello tenemos que hablar de la II República, de la Guerra Civil y de la Dictadura que apagó España durante tantos años.

¿Qué poetas te han inspirado para realizar este libro?

Tendría que hacer un gran listado de poetas y de libros y, aún así, acabaría olvidando alguno. Son pequeños caminos dentro de un bosque y como no sé cuál elegir, acabo quedándome en el bosque. Por eso en este libro se entremezcla la influencia de poetas como Miguel Hernández, Federico García Lorca, Antonio Machado, Rafael Alberti… y de libros como “Romancero libertario” o “Romancero de la Guerra Civil Española”.



www.poesiaerestu.com/revista/?p=762

jueves, 10 de febrero de 2011

Eppur si muove

Hay días que al sonar el despertador del móvil no sé ni el mundo en el que vivo. Nunca recuerdo cuál es el pie que apoyo primero sobre este frío suelo. Lo que sí recuerdo y, en ocasiones, consigue arrancarme una sonrisa mañanera, es el camino desde la cama hacia el baño, cómo voy dando eses hasta que mis ojos se abren por completo a la claridad de la mañana. Rara vez sé, en ese momento, el día en el que vivo. Luego vienen los hábitos que el tiempo nos va marcando: la ropa del trabajo, los zapatos, leer los titulares de los periódicos, buscar las llaves... Y nada más salir de casa tengo que mirar al cielo para saber y comprender que el mundo sigue girando. El mismo cielo que ven desde el norte de África. Que ven desde Tunez a Egipto. Y, a pesar de ser el mismo cielo, no son los mismos ojos desde los que se mira. Pues mientras que en esas tierras africanas bañadas por el Mediterraneo consiguen alzar la voz contra las injusticias de sus gobiernos, aquí seguimos callados y soportando cuestiones tan aberrantes como el hecho de tener que trabajar hasta los 67 años y haber trabajado durante 38 años y medio. Es el mismo cielo, pero no son los mismos ojos desde los que se mira. El mismo cielo que ve Omar Chuick, un malí que intentó saltar la valle de Ceuta, no para entrar en España, sino para huir de ella. Es el mismo cielo, pero no son los mismos ojos desde los que se mira.



Artículo publicado el 10 de febrero en Sanlúcar de Barrameda TVi

viernes, 28 de enero de 2011

La amistad

¡Gamusino!, ¡gamusino!
grita una niña pequeña
que con una lamparilla
busca debajo la cama
la amistad con la que sueña.

miércoles, 19 de enero de 2011

La erótica de la poesía

Abrazo con mis manos
abiertas cada esquina
de tu estrofa y susurro
tus versos y te beso
cada rima y penetro
entre tus mudas letras
en busca del calor
que fuera ya no encuentro.

martes, 18 de enero de 2011

Una cortina de humo

Reconozco que el tema del tabaco se está poniendo tan pesado como el propio humo que nos tragábamos en los bares mientras comíamos. Pero necesitaba comprobar con mis propios ojos hasta que punto es cierto que las personas están concienciadas con esta cuestión. Así que ayer decidí llegarme al centro comercial y encender un cigarro. Al principio mi cara fue de asombro, pues ni siquiera las personas que pasaban a mi lado me miraban. Primera reflexión, el consumismo no nos hace ver más allá de los escaparates. Le voy dando las primeras caladas al cigarro cuando desde lejos veo que un guarda de seguridad viene en línea recta hacia mí. Segunda reflexión, Locke se equivocaba, no sería el hombre el que castiga al hombre, sino un guarda de seguridad. Nada mas llegar a mí, sin dudar, me “invitó” a apagar el cigarro o a irme de allí. Entonces empecé a explicarle la idea de por qué estaba haciendo aquello y la curiosidad le picó y mantuvimos una pequeña conversación; hasta que llegué a plantearle que yo no tenía por qué tragar el humo de las personas que como él fumaban en los bares mientras yo comía. En ese momento se quedó callado, mirando a no sé donde. Cuando volvió en sí sólo reaccionó para echarme de las instalaciones mientras “amablemente” me cogía del brazo. Ahí lo comprendí todo y llegué a la tercera reflexión, para mí la más importante. Esta ley sólo es una cortina de humo, ya que mientras hablamos de ella no pasa nada, pero en el momento en que hablamos alto y claro de los problemas reales nos echan. No, no se puede hablar del paro y de las consecuencias que conlleva y azotan a nuestras familias. De eso no se puede hablar, del tabaco sí. Nos veremos en la próxima concentración y no será por el tabaco.


Artículo publicado el 16 de enero en Sanlúcar de Barrameda TVi